miércoles, 4 de mayo de 2011

ME OCURRIO HACE TIEMPO(una historia real sobre la lealtad de un animal a su dueño

Ocurrió hace tiempo, pero lo tengo fresco como si hubiera ocurrido ayer. Y aún me quema la sangre, porque es de esos asuntos a los que me gustaría poner un nombre y un apellido para ir y romperle a alguien la cara, aunque eso no suene cívico. Me da igual. Con animales de por medio(y si son perros en concreto), lo cívico me importa una puñetera mierda.NINGUN SER HUMANO VALE LO QUE VALEN LOS SENTIMIENTOS DE UN PERRO.

Les cuento. Mientras repostaba en una gasolinera de la carretera de Andalucía, una perra color canela se acercó a olisquear mi coche, y después volvió a tumbarse a la sombra. Le pregunté al encargado por ella, y me contó la historia. Casi un año antes, un coche con una familia, matrimonio con niños, se había detenido a echar gasolina. Bajó la perra y se puso a corretear por el campo. De pronto la familia subió al coche y éste aceleró por la carretera, dejando a la perra allí. El encargado la vio salir disparada detrás, dando ladridos pegada al parachoques, y alejarse carretera adelante sin que el conductor se detuviera a recogerla. Al cabo de una hora la vio regresar, exhausta, la lengua fuera y las orejas gachas, gimoteando, y quedarse dando vueltas alrededor de los surtidores de gasolina. De vez en cuando se paraba y aullaba, muy triste. Al encargado le dio tanta pena que le puso agua, y al rato le dio algo de comer. Cada vez que un coche se detenía en la gasolinera, la perra levantaba las orejas y se acercaba a ver si eran sus amos que volvían. Pero no volvieron nunca.

La perra se quedó aquí, contaba el encargado. Mis compañeros y yo le fuimos dando agua y comida. El dueño nos dejó tenerla, porque vigila por las noches. Además, hace compañía. Es obediente y cariñosa. Al principio la llamábamos Canela, pero a una compañera se le ocurrió que era como la mujer de la canción de Serrat, y la llamamos Penélope. El caso es que ahí sigue. ¿Y sabe usted lo más extraño? Cada vez que llega un coche, la perra se levanta; y en cuanto se para, se asoma dentro a olisquear. Los perros son listos. Tienen buena memoria y más lealtad que las personas. Fíjese que nosotros la tratamos bien, no le falta de nada y hasta collar antiparásitos lleva. Pero ella sigue pendiente de la carretera. Los perros piensan, oiga. Casi como las personas. Y ésta piensa que sus amos vendrán a buscarla. Cada vez que llega un coche, se acerca a ver si son ellos. Sigue creyendo que volverán. Por eso lleva tanto tiempo sin moverse de aquí. Esperándolos.

2 comentarios:

  1. me ha puest0 la piel de gallina esta hist0ria y0 teng0(tenia 2 perr0s)ah0ra un0 (pues ren0 se me ha muert0 de viejiñ0 hace p0c0,t0da la vida c0n n0s0tr0s)y ya le gustaria a la inmensa may0ria de las pers0nas ser c0m0 ell0s,...per0 en fin asi es la vida,que le vam0s a hacer.di0s da pan a quien n0 tiene dientes.

    ResponderEliminar
  2. Y si un día volviese, le perdonaría y le recibiría con cariño y alegría. En todos los años que he vivido he llorado más por ellos que por el "niño mimado de la creación" el bípedo estúpido.

    ResponderEliminar