El lobo se acercaba al pueblo y era alimentado por un niño,
cada noche acudía esperando su caricia cálida.
Una noche los padres le vieron y se llevaron a su hijo espantados.
El lobo se alejó triste en la oscuridad y subiendo a un risco le preguntó a la luna..
¿que puedo hacer para que el hombre no me tema ni quiera destruirme?
la luna le contestó...: precioso amigo, recuerda siempre sonreir... y desde ese día el lobo sonríe
Ayer
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